Desde el mes de marzo de 2016, se viene presentando en la ciudad de Medellín, en Colombia un problema de contaminación ambiental causado por diferentes factores entre los que se encuentran: el fenómeno climático de El Niño, el aumento del parque automotor y la misma geografía de la ciudad (ubicada en un valle) que causa que el smog se quede atrapado entre las montañas.
Medellín, que históricamente ha llevado el apelativo de la Ciudad de la Eterna Primavera de pronto vio cambiado su nombre. En las redes, a modo de reflexión o sarcasmo, le empezaron a llamar #Medehollín haciendo referencia a, como lo describe Wikipedia:
…partículas sólidas de tamaño muy pequeño, desde unos 100 nanómetros (100 nm) hasta 5 micras (5 μm) como máximo. En su mayoría compuestas de carbono impuro, pulverizado, y generalmente de colores oscuros más bien negruzcos resultantes de la combustión incompleta de un material (madera, carbón, etc). Su aspecto es similar a la ceniza pero con un tono más negro.
El hecho generó tanto revuelo, que la Revista Semana sacó una publicación explicando el origen de la etiqueta:
Ahora bien. Aunque a algunos les causó gracia, el pronunciamiento del alcalde de la ciudad Federico Gutiérrez, no se hizo esperar haciendo un llamado a no denigrar a Medellín nombrandola de esa forma:
Así, las reacciones y opiniones de los ciudadanos van desde un llamado a proteger el medio ambiente, el uso de máscaras para protegerse y la publicación de cifras al respecto de la situación que se vive; a diversas campañas para el uso de la bicicleta como medio de transporte, por ejemplo.
Medellín responde
Habitantes como Juan Herrera consideran que el problema es causado por la misma falta de cuidado del medio ambiente de los habitantes:
Mientras tanto, Daniel Urrea publicó una foto haciendo uso de una máscara y manifestando que es su medida para protegerse de las afecciones que una calidad del aire como la actual, puede ocasionar:
Daniel Suárez compartió que se dispararon las muertes por causas respiratorias en la ciudad:
La respuesta ciudadana se vio también en una petición hechas en Change.org, en la que su defensor principal, Pablo Montoya, despliega las razones ambientales, económicas, pero también de gobernanza y de sociedad que están tras la crisis de contaminación de Medellín:
Para mí, una de las razones principales de esta crisis, no solo ambiental sino también social, es la gran cantidad de carros y motocicletas que entran a Medellín y sus municipios aledaños.
Cantidad que hace tiempos excedió, y con demasía, las capacidades mismas que tiene nuestro espacio para enfrentarla. Se sabe que el arribo del flujo automotriz se hace sin ningún control, o con controles pírricos en los que están directamente comprometidas la empresa privada y las autoridades estatales. No es necesario describir ahora este contubernio corrupto que solo funciona en aras de enriquecer a algunos.
“Por favor no nos obligues a vivir en MedeHollín”
A modo de protesta, varias esculturas de la ciudad fueron vestidas con tapabocas:
De igual forma, algunos buses aparecieron con un sticker cuyo mensaje es: “Por favor no nos obligues a vivir en MedeHollín”
Y el colectivo ciudadano “Siclas”, promueve una campaña para el uso de la bicicleta:
Finalmente, la emergencia ambiente suscitó una pregunta: ¿Cómo se piensa la movilidad actual en la ciudad? La respuesta llegó de la mano de la Secretaría de tránsito y movilidad a través de un tweet:
Así, y ante el alto nivel de polución los días 1 y 2 de abril se tomaron medidas como el Día sin Carro [automóvil], el ingreso gratuito al sistema público de transporte del Metro de la ciudad, y la prohibición a realizar actividades al aire libre. Si bien a la fecha de publicación de este post, la emergencia ambiental estaba superada en buena medida, lo cierto es que el hecho obligó a incluir el tema en la agenda pública de forma permanente como lo menciona Kenny Valenzuela: